Por el Prof. Alexis González G. Cronista de la Parroquia
La capicúa es un muy peculiar juego muy criollo que se juega con los dominoes y en cual pueden participar hasta cuatro personas. En el mismo se puede jugar de manera individual, pero suele realizarse más como una competencia de parejas, siendo la meta quedar sin piezas el ganador antes que los demás.
Lo que hace característico este juego es que si el ganador llega con una pieza que puede ser colocada por cualquiera de las dos puntas, sin ser un doble, pues cobra el doble de lo que se esté jugando, sean puntos contados como la apuesta realizada.
El amigo lector se estará preguntando ahora ¿qué tienen que ver los dominoes con la parroquia, salvo que a no pocos parroquianos les gusta jugar dominó? Pues bien, nuestra “capicúa parroquial” se refiere a una fecha en la historia de nuestra parroquia: el día 11 de julio del año 1973, ya que justo ese día ocurren un adiós (muy triste) y una bienvenida que sería una hermosa esperanza.
Aquel 11 de julio nos dejó para ir con nuestro Padre Celestial el querido y recordado presbítero Jesús Granados Casares, quien formó parte, –junto con sus hermanos Miguel Ángel y Mariano, quien fue nuestro párroco– del elenco de santos sacerdotes de San Rafael Arcángel de la Michelena. ¿Y la esperanza? Pues justo el día de la despedida del padre Jesús, venía al mundo un niño que sería bautizado con el nombre de José Gregorio, hijo del matrimonio Ilija Turkalj… Sí, nuestro apreciado amigo el padre Ilija. Por eso el 11 de julio de 1973 es nuestra fecha capicúa parroquial.